El Buen Hijo o, lo que es lo mismo, la suma de Marco, Alicia, Cham, Miquel y Daniel, ha consagrado su existencia como grupo de música a buscar (y encontrar) la perfecta canción de pop. Una banda que trasciende épocas y tendencias y que se ha convertido por derecho propio en una de las realidades más apasionantes de la escena independiente nacional. Su inminente nuevo trabajo, Viene y va, confirma lo que ya se sabía: El Buen Hijo son únicos, divertidos, apasionantes y apasionados.
Pero empecemos por el principio: Madrid, 2016. Salen las primeras canciones de sus protagonistas y de inmediato se nota una pequeña sacudida entre la comunidad musical. Hay melodías, hay ingenio, hay inteligencia, hay ritmo, hay letras. Algunas de esas piezas primigenias se cuelan en la banda sonora de la serie Paquita Salas. Su primer EP, Los cinco temitas de El Buen Hijo -título perfecto-, hace que cada vez se hable más de ellos. Un pequeño secreto a voces. Ellos, a su ritmo, se van tomando las cosas con calma, puliendo un repertorio que no tardaría en dar sus frutos. En 2018, aparecen dos nuevos temas, Walasse Ting y La fatalidad de las cosas. Dan en el centro de la diana las dos, claro. Esto empieza a coger aire.
Sin prisa, van llegando más piezas de pop pluscuamperfecto. En 2020, con la formación definitiva del quintero ya consolidada, publican Aunque pene y Río de Janeiro. Las coordenadas musicales del grupo quedan clarísimas: melodías adhesivas, guitarras en ese punto perfecto entre lo jangly y la distorsión. Una sección rítmica que funciona con la precisión del bisturí de un cirujano plástico, sintetizadores que colorean las canciones y combinación de voces masculinas y femeninas que dan como resultado un sonido irresistible.
Todo aquello confluyó en 2021 su primer disco, llamado ¡PAN PAN PAN! (lo habíamos advertido: tienen una facilidad inusitada para dar con títulos memorables). Con un tono un poco más enérgico de lo que había sido su trayectoria hasta ese momento y con la ayuda de Raúl Pérez en los Estudios La Mina de Sevilla, se convierten ya en realidad total del pop en castellano. La gira ad hoc ayuda a convencer a propios y extraños que es un grupo necesario y fundamental. Música atemporal: de ayer, de hoy y de mañana.
Apenas un año después, en 2022, el EP Pasatiempo vino a subrayar el altísimo listón creativo de la formación. Canciones como Calle del Calvario o Rápido y brutal adquieren una nueva profundidad sin perder un ápice de la efervescencia y vitalidad que son ya marcas de la casa. El pop como vía de escape y como única actitud vital posible.
En otoño de 2023 llegará Viene y va, el que será el segundo larga duración del quinteto. Un trabajo que multiplica los puntos cardinales que conocíamos de El Buen Hijo y que añade nuevos matices a una propuesta que adquiere aquí una nueva cima creativa. De nuevo con la canción pop por bandera. Miniaturas melódicas que presentan a personajes en busca de su lugar en el mundo, mirando la realidad con los ojos abiertos y las emociones a flor de piel. De nuevo con La Mina como refugio de un disco que suena mejor que nunca.
El tema titular, que abre el elepé, se mueve con un tono agridulce que sirve como perfecta bienvenida al oyente. En un lago, primer adelanto que escuchamos de este trabajo, es de forma automática un nuevo clásico en su colección. Con la voz de Alicia en primer plano, se adhiere al cerebro con las emociones desatadas. Perfecto es un medio tiempo que abre nuevas dimensiones a su plan musical. Con seguridad es pop de siempre en el mejor sentido: un ejercicio de búsqueda metafísica en medio de lo cotidiano: “Viviendo este momento dulce y especial/El día se termina y sigo sin pensar que estoy perdiendo el tiempo/y que esto nunca cambiar”. Imposible dar más en el clavo.
Son nueve canciones que pasan en un suspiro y que, según se terminan, te obligan a darle al play casi de forma obsesiva. Uno de esos álbumes que no va a salir de tu tocadiscos/dispositivo digital. La tremenda Y ahora qué es una de las razones de todo ello. Lo mejor de la historia del pop español condensada en poco más de tres minutos. Contigo o con nadie presenta su lado más punk, aderezado con un estribillo perfecto. Me lapidaría introduce algunos de los mejores versos que han escrito El Buen Hijo, buena muestra de su facilidad para entroncar con los miedos, ansiedades y deseos de su generación: “Esperaré en el sofa/pensando cosas concretas/en hacer unas croquetas”. Para cerrar, la preciosa Lo que no me pase no me pasará. Melancolía en estado puro. Noches de San Juan, jerséis prestados y el paso del tiempo como juez de todas las cosas.
El Buen Hijo: el grupo de nuestras vidas.